miércoles, 8 de abril de 2009

V DOMINGO DE CUARESMA

EL GRANO DE TRIGO

Canto y Oración de Apertura:
Oh Señor, tu Hijo Jesucristo padeció la hostilidad y persecución pero se mantuvo fiel a tu voluntad, y así remidió a toda la humanidad de acuerdo a tu plan amoroso de salvación. Ayúdanos, Señor, a ser hombres y mujeres que te sirvamos con fidelidad, que sepamos soportar en silencio todas las dificultades que tenemos que enfrentar por servir en la construcción de tu Reino. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.

Comentario a la Palabra de Dios:
El profeta Jeremías fue quien anuncio la destrucción y exilio de Israel. Este capitulo de Jeremías también es conocido con el nombre de “consolación de Israel”. La esperanza de Israel se centra en una nueva alianza que va a ser revelada en su totalidad en el Nuevo Testamento con la Encarnación del Hijo de Dios, su Pasión, Muerte y Resurrección. El pasaje de la segunda lectura hace referencia al sacerdocio de Jesús. Jesús como Sumo Sacerdote se identifica con nuestras limitaciones y debilidades humanas, es uno de nosotros. A diferencia de los sacerdotes judíos de su tiempo, las ofrendas y oraciones que Jesús ofrece en nuestro nombre traen consigo nuestra redención. En la Eucaristía, Jesús es sacerdote y ofrenda, y continua redimiéndonos e invitándonos a la vida eterna. La hora de Jesús es el momento en que Dios va a manifestar a toda la humanidad su gloria a través de su único Hijo, Jesús. Ser glorificado en esta hora implica un Morir. De la misma manera en que el grano de trigo que muere en la oscuridad produce frutos en abundancia, la muerte del Hijo de Dios produce mucho fruto, el fruto de nuestra vida eterna. A imitación de Jesús, nosotros también estamos llamados a servir a los demás, aunque esto signifique en muchas ocasiones sufrimiento en nuestra propia vida, pero así, también nosotros, como Jesús, damos gloria a Dios Padre.

PRIMERA PARTE: EL GRANO DE TRIGO
El lenguaje del Evangelio de hoy es casi incomprensible para la gente de nuestro tiempo. En un mundo donde lo que se exalta es el triunfo sin sufrimiento, la ganancia sin riesgo, la excelencia por encima del esfuerzo, bien puede aparecer el mensaje de Jesús como un sinsentido. Jesús Dice que sólo por medio de la muerte viene la vida, y para ello compara la muerte del grano de trigo que muriendo hace germinar una nueva existencia. Pero no se puede dar la vida a los demás de cualquier manera, sino solo después de un encuentro profundo con el Señor. Quien se ha encontrado con el Señor sabe que su donación no es estéril. El cristiano es un seguidor de Jesús, no un activista. El seguidor actúa con los mismos criterios y orientaciones de quien va delante. El activista puede hacer muchas cosas pero en nombre de su activismo, de su propio protagonismo y demás intereses personales. Tenemos que morir a nuestras propias ambiciones y deseos para llegar a estar disponibles enteramente para Dios y para nuestro prójimo. Esta tarea no es nada fácil.

Otra afirmación de Jesús es que, la única manera de no perder la vida es darla. El mundo y la Iglesia entera a lo largo de la historia, solo han sido profundamente transformados por personas que han puesto en segundo lugar su prestigio, sus intereses y seguridades personales. Jesús también afirma que la grandeza sólo se obtiene por el servicio. Servir es darse.

Buenas enseñanzas para aprender el desprendimiento de nosotros mismos: ¿Qué hago por los demás en nombre de Jesús? ¿Soy un seguidor, un discípulo o un activista? ¿He aprendido a superar mis intereses personales en servicio del Evangelio? ¿Cómo entiendo y vivo el sufrimiento producido por mi entrega en la pastoral y en el trabajo apostólico?

SEGUNDA PARTE: CUARESMA, TIEMPO DE RENOVAR NUESTRA ALIANZA CON EL SEÑOR.
Toda la historia de Israel gira en torno a su Alianza con El Señor. El bien y la prosperidad son la recompensa de Dios a la fidelidad, como el mal es el castigo a la infidelidad. Sin embargo, la predilección de Dios no se ve correspondida. El pueblo escogido es infiel y con frecuencia viola los mandamientos que había prometido observar. Hay un cierto momento en que Dios se hastía de tanta infidelidad y lo rechaza: "porque vosotros no sois ya mi pueblo ni yo soy vuestro Dios" (Os 1, 9). Solamente salvará de esta reprobación al pequeño "resto" formado por aquellos pocos que se mantuvieron fieles en la infidelidad general. Estos serán el primer núcleo de otro pueblo que Dios formará y con el que sellará una alianza que no se quebrantará jamás (Jer 31, 31-34). Esta nueva alianza supondrá una transformación interior, un corazón nuevo que permitirá al pueblo observar las promesas hechas (Ez 36, 26-28). También será universal, abarcará todos los pueblos de la tierra (Is 2, 2-3; Zac. 2, 14-15). Al llegar la plenitud de los tiempos el Hijo de Dios se hace Hombre y fija su morada entre los hombres (Jn 1, 14), y reúne en torno así al nuevo pueblo de Dios.

Jesús hace una nueva alianza con el sacrificio de su propia sangre: "Este cáliz, dice a los apóstoles, es la nueva alianza de mi sangre" (Lc 22, 20). La muerte de Cristo está destinada a reunir a todos los hijos de Dios (Jn 11, 52) para que todos tengan vida y la tengan abundante (Jn 10, 10). Así pues, todos los hombres y mujeres estamos llamados a formar parte del nuevo pueblo de Dios, en el que las diferencias sociales y nacionales desaparecen para dar origen a un pueblo nuevo "en el que no cabe distinción entre griego y judío, circuncisión o incircuncisión, bárbaro, escita, siervo, libre, sino que Cristo es todo en todos" (Col. 3, 11) porque todos somos hijos de un mismo Dios.

Cuaresma es tiempo de renovar nuestra alianza con el Señor, porque seria triste que El tuviese que decir de nosotros, lo mismo que dijo en otro tiempo del pueblo de Israel "porque vosotros no sois ya mi pueblo ni yo soy vuestro Dios" (Os 1, 9). Es en este sentido que la Iglesia nos invita constantemente a la conversión que “es una tarea ininterrumpida para toda la Iglesia que recibe en su propio seno a los pecadores” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1428).

Para dialogar:
- ¿A que debo morir en mi vida personal, para dar vida en mi familia y en mi comunidad cristiana?
- ¿Considera usted que la mayoría de cristianos estamos siendo fieles a la Alianza que Dios ha hecho con nosotros? ¿Qué podemos hacer para renovar esta Alianza con el Señor?

Canto y Oración final: “Hazme un instrumento de tu paz, donde haya odio lleve yo tu amor, donde haya injuria tu perdón Señor, done haya duda fe en ti. Maestro ayúdame a nunca buscar ser consolado sino consolar, ser entendido sino entender, ser amado sino yo amar”. Amen

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