martes, 23 de mayo de 2017

ROSA CHÁVEZ, DE AUXILIAR A CARDENAL




Nadie se esperaba que el Papa Francisco nombrara cardenal a Mons. Gregorio Rosa Chávez. Por diversas razones.

En primer lugar, porque la fecha de su retiro como obispo era inminente. La fecha canónica prevista era el 3 de septiembre de 2017. En segundo lugar, nunca se había visto que hicieran cardenal a un obispo auxiliar. Es la primera vez. En tercer lugar, porque el grado de marginación al que había sido sometido Mons. Rosa Chávez parecía insuperable.

El contexto del nombramiento coincide con el segundo aniversario de la beatificación de Mons. Romero y en las lecturas del domingo en que se conoció la noticia se leyó en la segunda lectura de la misa la frase: «aquello mismo que os echen en cara, sirva de confusión a quienes critiquen vuestra buena conducta en Cristo. Pues más vale padecer por obrar el bien, si esa es la voluntad de Dios, que por obrar el mal» (1 Pedro, 3:16-17).

Efectivamente, Mons. Gregorio Rosa Chávez pasaría a ser obispo emérito el 3 de septiembre del año en curso. Lo cual quiere decir que el Papa tuvo que analizar detalladamente el expediente de vida de Mons. Rosa Chávez y calcular los tiempos de su nombramiento como cardenal.

La figura del nuevo cardenal está estrechamente relacionada con Mons. Romero. En su diario el beato se refiere a Mons. Rosa Chávez como su «amigo». Sin duda, Mons. Rosa Chávez es testigo privilegiado del ministerio de Mons. Romero.
Cuando Mons. Rivera Damas terminó su gestión como arzobispo, todos esperaban ―excepto sus detractores naturalmente―que Mons. Rosa Chávez fuera electo como arzobispo de San Salvador. Ello no sucedió y así fue nombrado Mons. Sáenz Lacalle, de la Prelatura personal del Opus Dei, y posteriormente Mons. Luis Escobar, de la Diócesis de San Vicente. El tiempo pasaba y Mons. Rosa Chávez estuvo en segundo plano, al punto de trasladarse ― ¿o ser trasladado? ― a una parroquia para ejercer su ministerio pastoral en modo ordinario, como tantos párrocos de San Salvador. Se nombraban obispos para diversas diócesis ― Zacatecoluca, San Vicente, Santa Ana, Chalatenango ― y nunca los obispos lograron ponerse de acuerdo para darle una diócesis.  La marginación de Mons. Rosa Chávez por parte de la jerarquía de la Iglesia Católica salvadoreña era evidente.

Cuando parecía que su ministerio sacerdotal declinaba, por causa del peso de los años, sucedió que nos despertamos con la noticia de su nombramiento como cardenal. Algo que no se podía creer. Así, el que siempre estuvo en segunda fila, ahora es el máximo exponente de la Iglesia Católica Salvadoreña.

He aquí algunas consecuencias de su nombramiento:

1.      Por primera vez un salvadoreño podría ser elegido Pontífice de la Iglesia Católica. En todo caso, puede participar en la elección del Pontífice.
2.      El nuevo cardenal se entiende directamente con el Papa, quien haciendo uso de su potestad, escoge a sus hombres de confianza para gobernar la Iglesia.
3.      De ahora en adelante se le llamará «su eminencia» y no solo «su excelencia», para dejar clara la distinción de trato que se da entre un obispo y un cardenal.
4.      El cardenal puede referirse a temas de interés nacional e internacional sin tener que consultar a ningún superior, ateniéndose simplemente a la prudencia eclesial que exige su cargo.
5.      Conocerá de los temas políticos nacionales e internacionales y puede asesorar al Pontífice, si este último así lo requiere.
6.      Ahora los católicos salvadoreños tienen un referente a quién exponer sus inquietudes como fieles de la Iglesia.

Los detractores de Mons. Rosa Chávez, como es su costumbre, recurrieron a acusarlo de sostener ideas marxistas o comunistas para bloquear su carrera eclesiástica. ¡Casi lo logran! Pero en los designios de Dios el «casi» no existe. En su nombramiento han sido reivindicados muchos sacerdotes, que por la misma acusación, no han sido promovidos para ser obispos.

De este modo, El Salvador cuenta con su primer cardenal, quedando a la vista de la opinión pública la bondad de Dios y la mezquindad de aquellos que cerraron sus ojos a la verdad.

Se abre una puerta nueva en la historia de la Iglesia salvadoreña. Muchos han querido y ahora con mayor razón, querrán entrar por ella. De momento, Roma ha hablado, la cuestión ha sido zanjada.

1 comentario:

Nery Guevara dijo...

Los últimos serán los primeros. Monseñor Rosa obra de Dios y el Santo del mundo:Romero. Loor a estos hijos del pueblo.