El adjetivo light
pone de manifiesto, en el ámbito comercial, la característica principal de
la actual sensibilidad moderna, que tiende a tener una visión más relajada de
la vida. De hecho, en el lenguaje común, light
significa “suave”. Esto queda bien
expresado en los exponentes de la “modernidad líquida” y del “pensamientodébil”.
Cuando un producto del mercado se le pone el
adjetivo light significa que una de las
propiedades que contiene aparece en una menor cantidad. Por ejemplo, “Marlboro light”
significa que esos cigarros, en principio, son bajos en nicotina. Y en sentido
amplio significa que una determinada realidad carece de las cualidades propias
o las ha perdido y resulta por ello insulso o insustancial.
La impresión que se tiene cuando se escucha el jingle promocional de la beatificación
de Mons. Romero es que se presenta a un Romero light, o como se ha escrito en la Revista Factum, un Romero “descafeinado”.
Por definición, un jingle es “una canción
corta o melodía que sea fácil de recordar y que se utiliza en la publicidad en
la radio o la televisión”.
La letra del jingle
que alude a la beatificación de Mons. Romero es la siguiente:
Del pobre fue la voz,
lo hizo con amor,
un legado nos dejó;
al hombre devolvió
derecho y dignidad:
amar la vida hasta el final.
lo hizo con amor,
un legado nos dejó;
al hombre devolvió
derecho y dignidad:
amar la vida hasta el final.
Romero nos abrió las puertas al amor:
una nueva civilización
donde la vida se entrega
porque vale la pena.
Nadie le fue indiferente,
a su paso entre la gente.
Y aunque fue querido
al mundo dio un giro.
Un solo El Salvador
cantando a una voz,
no hay olvido ni rencor.
¡Romero, mártir por amor!
De frente a un texto, las interpretaciones que se
pueden hacer de él son muy variadas, sobre todo si no se es el autor del mismo:
·
¿Lo hizo una
sola persona o un grupo de personas?
·
¿A qué sector
social pertenece el autor o los autores?
·
¿Son fieles y
militantes de alguna comunidad cristiana ó son simplemente artistas contratados
para ello?
·
¿Qué ideología
sustenta el texto?
·
¿A quién está
dirigido el texto?
Lo que sí parece claro es que el estilo de la
canción y su letra son muy similares a los que propone la cadena TCS cuando
promociona la Teletón.
El texto no menciona ninguna de las causas
históricas que llevaron al asesinato y consiguiente testimonio de Mons. Romero;
en este sentido omite conscientemente todo aquello que recuerde a los asesinos.
Se concentra en el evento mediático, en ese sentido es un presente sin
historia.
Quienes promovieron en la praxis histórica el
martirio de Mons. Romero no fueron los dueños de TCS, sino las clases pobres
que lo vieron y lo siguen viendo como su protector. La ceremonia de su
beatificación es el reconocimiento público de la fe que procede de las bases
populares que lo aclamaron desde el primer momento como profeta y como mártir.
El promocional de la beatificación de Mons. Romero
lo despoja de su condición de mártir y profeta y lo propone como santo de la
sensiblería, que cierra sus ojos ante la realidad y huye ante la responsabilidad
de tener que transformarla.
Ahora bien, si el jingle ya está sonando en la radio y en la televisión es porque
cuenta con el aval y el apoyo de la Conferencia Episcopal de El Salvador. Es
algo oficial.
Por su parte, los medios católicos de comunicación
han protestado ante la exclusión de los derechos de transmisión.
Todo promocional tiene una intencionalidad de fondo.
Pretender neutralidad en el jingle de
la beatificación de Mons. Romero es simplemente absurdo. El evento, de
dimensiones singulares, nunca visto en El Salvador, interesa a los grupos de
poder, por las ganancias que dejará el rating
de la transmisión que será de dimensiones mundiales.
Por consiguiente, es de esperarse que las canciones
de Yolocamba Ita, que dieron
notoriedad mundial a Mons. Romeo, sean excluidas de la ceremonia, como también
lo serán los grupos de base que, aun en contra de buena parte de la jerarquía
católica, sostuvieron la memoria de Mons. Romero.
Si los ideólogos de la ceremonia de beatificación de
Mons. Romero pudieran ya hubieran reconciliado a Jesús con Pilato y con Caifás,
con los jefes de la sinagoga y con los ancianos del pueblo. Ya le hubieran dicho a Pedro que no ande diciendo en público lo que proclama el kerigma primitivo, es decir: “…vosotros
le matasteis [a Jesús] clavándole en la cruz por mano de los impíos” (Hch
2,23); “Jesús, a quien vosotros entregasteis y de quien renegasteis ante Pilato
cuando éste estaba resuelto a ponerle en libertad. Vosotros renegasteis del
Santo y del Justo, y pedisteis que se os hiciera gracia de un asesino; mientras
que al Jefe que lleva a la Vida hicisteis morir. Pero Dios le resucitó de entre
los muertos, y nosotros somos testigos de ello” (Hch 3,13-15).
La memoria de Mons. Romero siempre estará más segura
en las clases pobres y sufridas de El Salvador. El miedo que manifiesta la
derecha y su corifeo eclesiástico, a que su figura sea manipulada por la
izquierda siempre fue la excusa para no asumir a Mons. Romero de una vez por
todas.
Lo que está sucediendo es un “anti-milagro”, es
decir, se está convirtiendo el vino en agua. La modernidad líquida y el
pensamiento débil, que tan asiduamente critica el Papa Francisco, están siendo
asumidos y promovidos sin problema por la institución eclesiástica que, en
sintonía con el Pontífice, debería combatirlos.
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