martes, 1 de octubre de 2013

¿PASTORES CON OLOR A OVEJA O PASTORES CON OLOR A PALACIOS?




Mientras con el pontificado de Francisco, en la Iglesia universal brilla una luz de esperanza haciendo llamados a ir a los márgenes y a que los pastores deben tener «olor a oveja». En El Salvador, los resabios despóticos del arzobispo parecen afincarse, y no nos da tregua con su servilismo a los intereses de palacio.
El 30 de septiembre, Mons. José Luis Escobar Alas, cerró la histórica oficina de Tutela Legal, defensora de los derechos humanos y ha despedido a quince trabajadores, con la única justificación de que este organismo ya no tiene razón de ser. La decisión y la forma como el arzobispo la ha realizado es indignante; por una parte, se trata del organismo que ha jugado un papel histórico en la elaboración del informe de la Comisión de la Verdad y, por otra parte, el arzobispo ha realizado esta decisión a título personal, tratando como delincuentes a los trabajadores, sin consulta ni transición alguna.
Es de recordar que Mons. Escobar ha hecho este cierre de Tutela Legal en el día de cumpleaños de Mons. Arturo Rivera Damas y en el día que el Papa Francisco decide canonizar a Juan XXIII, el primero fundador de este organismo eclesial salvadoreño y el segundo, máximo representante de la renovación de la Iglesia contemporánea en el mundo. Desde el cielo Mons. Rivera le estará diciendo: ¡pero, hombre José Luis, qué estás haciendo¡
¿Qué pretende Mons. Escobar? ¿No es usted el hombre respetuoso y diplomático? ¿No quedó tranquilo con haber afectado la formación sacerdotal al desmantelar, junto con Mons. Sáenz Lacalle el Equipo Formador de San José de la Montaña durante la rectoría del padre Leocadio? ¿No le fue suficiente haber quitado el mural de catedral y haber permitido que el párroco del Paisnal quitara el mural del padre Rutilio Grande? Con todos estos actos suyos nos hace ver mal a los cristianos católicos que creemos en un Dios y en una Iglesia comprometida con la historia de este pueblo salvadoreño.
Es vergonzoso que el arzobispo se haga famoso por decisiones como el cierre de una oficina que ha tenido que ver con la vida de este país; ¿a quién le sirve Mons. Escobar? No se puede decir que a Dios porque no es cierto, Dios no cierra, sino que siempre es apertura, y al Santo Padre, mucho menos, porque Francisco dice que no tengamos miedo; entonces ¿a quién obedece?
Será que el arzobispo, al igual que algunos líderes políticos actuales, le tiene temor a la derogación de la ley de amnistía. Los salvadoreños sabemos que la mayoría de los casos del informe de la Comisión de la Verdad fueron presentados y seguían siendo investigados por Tutela Legal: Monseñor Romero, Mozote, Sumpul, entre otros. Hablar de Tutela Legal es pensar en la tradición profética y comprometida de la Iglesia salvadoreña en favor de los derechos humanos de la población pobre.
La historia de la Iglesia en El Salvador le pedirá cuentas, puede darse que al final de su episcopado se lamente haber afectado la sensibilidad de los salvadoreños y que este pueblo le otorgue la damnatio memoriae.
Por supuesto, también una palabra a los vicarios episcopales y curiales en general de la Arquidiócesis, traten de superar el estado de monaguillos, por favor, no tengan miedo a dejar sus puestos, que es mejor ganarse un puesto en el cielo que un rechazo del pueblo sencillo. No olviden las palabras de Francisco: «prefiero una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma».

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