lunes, 8 de diciembre de 2014

D'Abuisson destrona a San Antonio



Se ha dedicado una calle de San Salvador al militar sospechoso de ser el autor intelectual del asesinato de Romero.

Por: Alver Metalli.
Buenos Aires.
Fuente: Vatican Insider.
12.2.2014

Cosas que tiene la vida. ¿Quién hubiera imaginado que el hombre señalado por una comisión investigadora como el autor intelectual del asesinato de monseñor Oscar Arnulfo Romero pudiera encontrarse con su víctima 35 años después? No en vida, se entiende, sino en el plano de la ciudad donde vivieron ambos, y donde murieron, el primero asesinado y el segundo de muerte natural. Pero así son las cosas. Si hubiera prosperado la propuesta del actual alcalde de la ciudad de San Salvador, Norman Quijano, una importante arteria de la capital salvadoreña llevaría precisamente el nombre del mayor Roberto D’Aubuisson, y pocos metros más adelante esta misma calle se cruzaría con la Avenida dedicada a Monseñor Romero.

La propuesta no fue aprobada, no porque hayan surgido dudas sobre los méritos del mayor, sino porque se descubrió que esa calle ya tenía un nombre, otorgado por una administración anterior en 2005, en honor del pintor Camilo Minero, premio nacional de cultura 1996. Sin desalentarse, y completamente convencido de que los salvadoreños debían reconocer la grandeza del fundador del partido político Arena y presidente de la Asamblea Constituyente de 1983, el alcalde saliente de San Salvador optó por buscar otra calle, impasible ante la reacción de quienes le hacían notar el dictamen de la Comisión de la verdad de 1993, que responsabiliza a D’Aubuisson de “haber dado la orden de asesinar al arzobispo” y de haber supervisado la ejecución a través de miembros de su servicio de seguridad. En el mismo sentido, varias investigaciones periodísticas de diversa proveniencia coinciden en señalar la responsabilidad del líder y fundador de Arena. Incluso todavía hay personas que recuerdan que antes de que la Comisión de la verdad concluyera su trabajo, la administración Reagan le había negado a D’Aubuisson la visa para ingresar a los Estados Unidos en base a una disposición de las leyes migratorias que declara inadmisible que se permita entrar al país “a los que apoyan ejecuciones extrajudiciales”. Y finalmente que el biógrafo más acreditado de Romero, monseñor Jesús Delgado,  señaló a su vez a D’Aubuisson como partícipe del complot que decretó la muerte del arzobispo.

El colmo de la paradoja: la inauguración de la nueva calle dedicada al mayor D’Aubuisson se llevará a cabo el 19 de febrero de 2015, pocos días antes del aniversario –número 35- que podría ser también el de la beatificación del obispo asesinado en 1980. De alguna manera, víctima y verdugo (presunto) serán elevados al mismo tiempo a los altares, el primero al altar de los beatos y el segundo al de la ciudad capital de la nación centroamericana.

A las voces de protesta contra la decisión adoptada por el Consejo Municipal, se sumó la Iglesia. El arzobispo de San Salvador se dirigió al intendente Quijano para pedirle expresamente que desistiera de su propósito. "Como Iglesia no nos sentimos bien con la noticia, ojalá lo reconsideren y vuelvan al nombre anterior”. “Con todo respeto” –ha declarado monseñor José Luis Escobar Alas a un grupo de periodistas- “haría esa petición, que pienso que es bueno para la reconciliación de sociedad y el buen vivir, de lo contrario me parece que muchos no nos íbamos a sentir bien”.

Sin embargo, las paradojas no terminan aquí. La calle elegida para honrar a D’Aubuisson ya tiene nombre, nada menos que el de San Antonio Abad, el eremita egipcio a quien se considera fundador del monaquismo cristiano y primer abad.  “Que se le quite el nombre así porque sí, la Iglesia no está de acuerdo”, protestó el sucesor de Romero en San Salvador. 

Cabe señalar que la Iglesia salvadoreña es parte en el proceso que aún sigue abierto para aclarar los interrogantes no resueltos sobre la responsabilidad última del asesinato y alcanzar la verdad procesal. Tal como lo es en el caso de la masacre de los jesuitas de la Universidad Católica que hace poco tiempo fue reabierto en España.

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