En un acto muy emotivo se hizo el lanzamiento de la tutela legal denominada "Dra. María Julia Hernández".
Representantes de diversos sectores sociales, históricamente vinculados a la lucha por la defensa de los derechos humanos, se dieron cita al evento.
En el acto estuvo presente el procurador para los derechos humanos David Ernesto Morales.
Según explicaron representantes de esta reconocida institución, de las once personas que conformaban el equipo de trabajo desmantelado por el actual arzobispo, José Luis Alas, sólo permanecen ocho personas trabajando en la nueva organización.
Una consigna recurrente en los discursos de los ponentes, entre ellos representantes de diversas comunidades, es que el archivo de la antigua tutela legal pertenece en sentido estricto a las víctimas, no a la Iglesia institución.
El procurador de los derechos humanos comentó que uno de los periodistas le había preguntado si para constituir esta nueva institución le habían pedido permiso al arzobispo, a lo cual él había respondido diciendo que "para defender a las víctimas no se necesita el permiso del arzobispo". Aplausos irrumpían en cada una de estas intervenciones.
A finales de diciembre de 2013, el arzobispo anunció la creación de una institución que sustituía a la antigua tutela legal, hoy denominada: "Tutela de Derechos Humanos de la Arquidiócesis de San Salvador". Al frente de esta Tutela de Derechos humanos del Arzobispado fue puesto el sacerdote Luis Alonso Coto, en otro tiempo identificado con las luchas y puntos de vista de la institución que este día está viendo la luz.
La figura de María Julia Hernández y su dedicación por la defensa de los derechos humanos fue el centro de todas las intervenciones. En una inscripción que decoraba el lugar se podía leer: "MARÍA JULIA HERNÁNDEZ, LA VOZ DE UNA MUJER QUE NUNCA CALLÓ".
En el ambiente se podía respirar mucha alegría y esperanza, los militantes de distintos sectores sociales manifestaron su apoyo a la nueva Tutela Legal "Dra. María Julia Hernández", mientras se afirmaba el propósito de no abandonar a las víctimas, ni ceder a los artilugios del arzobispo y de todos los que se han sumado a su necio comportamiento.
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