martes, 3 de noviembre de 2009

CUANDO LA JERARQUÍA DE LA IGLESIA DUERME EL SUEÑO ETERNO



Redacción SERVIDORES


La crisis institucional en El Salvador toca también a la Iglesia.
Y toda crisis institucional tiene dos caras: una interna a la institución y otra externa, la crisis exterior es manifestación de la crisis interior.
La Conferencia Episcopal de El Salvador tiene pocas propuestas sistemáticas, que vayan más allá de actividades aisladas para afrontar los desafíos de la evangelización contemporánea.
Vino el año sacerdotal y no se supo, ni se conoció plan alguno para vivirlo en modo fructuoso.
Vino la misión continental y tampoco se sabe si existe plan nacional para realizarla.
El trabajo disperso es signo de debilidad y con él se pierde la capacidad de incidencia en la realidad.
Es verdad que los movimientos de apostolado y las comunidades eclesiales de diversos tipos han luchado y luchan por mantener viva la vida de la iglesia. Pero, ¿qué tan difícil le resulta a los obispos dar muestras de unidad y cohesión? ¿Qué ganan con dividirse en bandos a favor o en contra de este o aquel partido político? Lo único que se les pide es que se dediquen a aquello que es propio de la naturaleza de la Iglesia: la evangelización.
Pero, ello requiere no sólo de buena voluntad, sino de comocimientos técnicos y una sólida y sistemática organización.
En El Salvador no existe:
  • Un Instito Superior de Formación para laicos, aun con toda la riqueza de recursos humanos con que se cuenta: catequistas, celebradores de la Palabra, servidores de movimientos, etc.
  • Un programa nacional de becas para los agentes de pastoral, para que hagan estudios teológicos de grado y postgrado. Sólo algunos sacerdotes y religiosas tienen ese privilegio.
  • La CEDES no tiene comisión teológica, uno piensa o que los obispos son muy sabios o el Espíritu Santo les comunica por ciencia infusa lo que tienen que decir en cada momento.

Podríamos seguir la lista de cuestiones que faltan por construir en nuestra iglesia, pero los ejemplos propuestos son suficientes para intuir cuáles son las prioridades de nuestros jerarcas.

Mientras se sigue acentuando la tendencia fundamentalista e intolerante al interno de la Iglesia Católica Salvadoreña, los protestantes siguen sin ser perturbados en su obra proselitista en las bases de la Iglesia Católica.

La comunión es la clave operativa de la misión. El diálogo fraterno entre los agentes que conforman la estructura histórica de la evangelización, es decir, pastores, fieles y teólogos, es esencial para la misión.

Superemos los prejuicios ideológicos, entremos en la madurez del diálogo y dediquémonos a lo nuestro: a evangelizar.

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