domingo, 15 de marzo de 2009

Materiales para pequeñas comunidades: IV Domingo de Cuaresma

P. Marco Tulio López

PECADO, CASTIGO Y PERDON

Canto y Oración de Apertura:
Amoroso Padre, a veces te hemos sido infieles y nos hemos quedado en la oscuridad de nuestros pecados. Haznos saber el gozo de tu perdón y deja que la luz de tu Hijo Jesús ilumine nuestras almas. Amén.

Comentario a la Palabra de Dios:
En las Escrituras de hoy continuamos hablando de los temas de Cuaresma: por un lado la posibilidad real de alejarnos de Dios, al menos por un tiempo. San Pablo en la segunda lectura nos asegura que nuestra salvación no es algo que hemos ganado con nuestro trabajo. Hemos pasado de las tinieblas a la luz libremente. Hemos escogido vivir una vida de buenas obras, no para ganar la salvación, sino como acción de gracias porque ya hemos sido salvados. El evangelio nos recuerda que este don gratuito lo hemos recibido por medio del mayor gesto de amor, la libre entrega de la propia vida. Cristo levantado en la cruz, nos recuerda que hemos sido salvados, gratuitamente, por El mismo.

PRIMERA PARTE: PECADO, CASTIGO Y PERDON
El primero y segundo libro de las Crónicas está entre los llamados libros históricos del Antiguo Testamento. Las Crónicas, como los libros similares del Antiguo Testamento, están menos preocupados con el reporte de detalles precisos, que con la interpretación del significado religioso de los acontecimientos.

El pasaje de hoy es un vistazo de un periodo ciertamente antiguo de la historia judía, y un período realmente revoltoso. Brevemente se recuenta las invasiones de las fuerzas Babilónicas sobre Jerusalén, la profanación del templo, la toma de los ciudadanos judíos desterrados al exilio en Babilonia y finalmente el fin del exilio y el regreso de los judíos a su tierra natal (todo esto tuvo lugar en el siglo sexto antes de Cristo).

El enfoque del pasaje en el contexto de la liturgia parece ser para recordarnos que después de que el pueblo de Dios había rechazado la revelación de Dios, que había sido dada a través de los profetas y otras personas, y después de haber sufrido las consecuencias de sus pecados, la restauración eventualmente se dio por el amor incansable de Dios. Como vemos en la Biblia (y también en nuestra propia historia religiosa) hay un período de pecado, seguido por sus consecuencias, seguido después por el arrepentimiento y el perdón.

Interesante también es que Ciro, un pagano, rey de Persia, es el instrumento de Dios en la restauración de los judíos exiliados a su tierra natal. El texto nos dice “El Señor inspiro al Rey Ciro” para que hiciera esto y “el Señor, Dios de cielo”. Dios una vez más se reveló no solo como un Dios para su pueblo elegido, sino también Señor de todas las naciones.

SEGUNDA PARTE: QUIEN VIVE LA VERDAD VA HACIA LA LUZ
El evangelio cuenta parte del diálogo entre Jesús y Nicodemo. Anteriormente en el capitulo Nicodemo ha sido identificado como un fariseo y “un líder de los judíos”. Posiblemente es miembro del Sanedrín, consejo de gobierno religioso judío. De manera significante, se dice que El viene a ver a Jesús de noche.

Jesús le dice a Nicodemo en el pasaje de hoy: “Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre será levantado en lo alto” (Jn 3, 14). La referencia es de un relato del libro de los Números del Antiguo Testamento (21, 4-9) donde el pueblo judío, en su jornada del Éxodo por el desierto, se queja contra Dios, como castigo Dios le envía unas serpientes venenosas para atormentarlos. Después de que el pueblo se arrepiente y Moisés reza a favor de ellos, Dios le dice a Moisés que haga una serpiente de bronce y que la ponga sobre un palo. Que aquellos quienes hayan sido mordidos por las serpientes serían sanados cuando miraran a la serpiente de bronce.

Cuando Jesús le dice a Nicodemo que así como la serpiente en el desierto será “levantado”, ciertamente se está refiriendo tanto a la crucifixión como a su regreso al Padre.

Finalmente, aquí en el Evangelio de hoy, el motivo de la oscuridad y la luz, es en sí, la incredibilidad contra creencia. Jesús mismo es la luz que ha venido al mundo, “y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas”. Como se mencionó anteriormente, Nicodemo viene a Jesús “de noche”. O sea, aún no es un creyente de Jesús, pero está iniciando un camino de fe. El Catecismo de la Iglesia nos dice, que, “El discípulo de Cristo no debe sólo guardar la fe y vivir de ella sino también profesarla, testimoniarla con firmeza y difundirla: “Todos vivan preparados para confesar a Cristo delante de los hombres y a seguirle por el camino de la cruz en medio de las persecuciones que nunca faltan a la Iglesia”. El servicio y el testimonio de la fe son requeridos para la salvación: ‘Todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos’ (Mt 10, 32-33) (Catecismo de la Iglesia Católica, 1816)”.

Si usted vive en la Verdad, si la luz de Jesucristo está encendida en su vida, no permita que esa Verdad y esa luz se apaguen. Y si se han apagado, la Cuaresma es una excelente oportunidad para comenzar de nuevo su propio camino espiritual. Recuerde, Nuestro Señor Jesucristo no ha venido al mundo para condenarnos, sino para salvarnos, no ha venido por los justos, sino por los pecadores.

Para dialogar:
- ¿De dónde nacen todos los miedos que nos invaden hoy en día, de creer que Dios está con nosotros, o de pensar que El nos ha abandonado?
- ¿Qué obscuridades considera usted que están invadiendo nuestras familias, la Iglesia, y la sociedad en general? ¿Qué tenemos que hacer los cristianos ante esta realidad?

Canto y Oración final:
“Señor Jesús, tú eres la luz del mundo, Tú nos traes seguridad venciendo la obscuridad del pecado. Ayúdanos a vivir en tu luz para que seamos luz para los demás. Amén

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