Aprendan de mí que no he venido a ser servido sino a
servir
(cfr. Mt 20, 28)
Estimados hermanos y hermanas en Cristo Jesús:
Dentro de pocos días en nuestro país tendremos la
oportunidad de expresar nuestra voluntad al emitir el voto para elegir al
próximo Presidente y Vicepresidente de El Salvador. En la visión cristiana,
quienes están investidos de autoridad están llamados a servir al pueblo, sin
excluir a nadie, pero dando atención preferencial al más débil y vulnerable.
Porque, como subraya el Papa Francisco, “la política, tan denigrada, es una
altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque
busca el bien común” (El gozo del Evangelio, n. 205). Nos unimos a la oración
del Santo Padre cuando afirma: “ruego al Señor que nos regale políticos a
quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres”
(Ibid).
En este espíritu, los Obispos de la Provincia
Eclesiástica de El Salvador, en el marco de las próximas elecciones
presidenciales, aprovechamos la ocasión para compartir con ustedes las
siguientes reflexiones:
1. Votar es un derecho ciudadano, pero es también
un deber. Por tal motivo, les instamos a acudir libremente a las urnas para
ejercer el sufragio y elegir al Presidente y Vicepresidente de nuestro país
(cfr. Constitución de la República, Art. 72, 1 y Art. 73, 1). Abstenerse de
acudir a las urnas sin tener para ello motivos que realmente lo justifiquen,
sería una grave irresponsabilidad ciudadana.
2. Las autoridades responsables del desarrollo del
proceso electoral deben generar un ambiente donde prevalezca la confianza y la
transparencia en el proceso, el orden y la seguridad, para que los ciudadanos
acudan sin temor ni coacción a los centros de votación a ejercer el sufragio.
3. A la hora de ejercer nuestro deber ciudadano de
votar, debemos tomar en cuenta, entre otros, los siguientes criterios: que las
autoridades aseguren el Estado de Derecho, el sistema democrático, el respeto a
la Constitución, la defensa de la vida y de la dignidad humana, la promoción de
la familia como base de la sociedad y el matrimonio como fundamento de la
familia (cfr. Art. 32 de la Constitución), el desarrollo integral del ser
humano, la seguridad ciudadana, y que con sabiduría y firmeza afronten la
violencia fratricida, que tantas vidas ha cobrado en nuestro país.
4. En este momento, son muy oportunas las sabias
palabras del Papa Francisco, quien exhorta a los políticos y gobernantes a “que
entren en auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces
profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo… Y que los
gobernantes levanten su mirada y amplíen sus perspectivas, que procuren que
haya trabajo digno, educación y cuidado de la salud para todos los ciudadanos”
(El gozo del Evangelio, n. 205).
5. Invitamos a todos los salvadoreños a elevar
fervientes oraciones a Dios nuestro Señor, para que nos conceda el
discernimiento y el sentido de responsabilidad ciudadana al ejercer el
sufragio, a fin de que el resultado sea la elección de los gobernantes que
mejor conduzcan a nuestra nación por los caminos de la paz y la fraternidad.
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