miércoles, 23 de octubre de 2013

OBISPO SUSPENDIDO DE SUS FUNCIONES POR ESCÁNDALO DE DESPILFARRO


Una sede episcopal de 40 millones de euros, en dólares se traduce en 54 millones de dólares. Es de lujo, con bañeras de hasta 15,000 euros. Se trata de la construcción de la sede episcopal del obispado de Limburgo (Alemania). 
El obispo titular Franz-Peter Tevartz van Elst está acusado de perjurio y despilfarro. El papa ha tenido que suspenderlo de sus funciones episcopales, sin ser destituido de su titularidad al frente de la diócesis, hasta que se dicte sentencia por los tribunales. 
Las diócesis alemanas tienen mucho dinero, ya que sus fieles y todo el que quiera puede declarar impuesto en favor de la Iglesia Católica. Pero, también el Estado puede auditarla. Igualmente se sabe que el obispo Tevartz era conocido por su prepotencia y negativa al diálogo con sus diocesanos.

sábado, 19 de octubre de 2013

COMUNICADO DE LA UCA ACERCA DEL CIERRE DE TUTELA LEGAL



Comunicamos al pueblo de El Salvador que después de escribir, como Junta de Directores de la UCA, una carta al arzobispo, José Luis Escobar Alas, transmitiéndole nuestras apreciaciones, valoraciones e interrogantes sobre el cierre de Tutela Legal, y de informarnos ampliamente sobre sus motivos en una conversación, nos hemos reunido también con algunos de los miembros despedidos de la instancia y hemos escuchado su parecer sobre los hechos. Hemos leído, asimismo, tanto los comunicados del Arzobispado como los emitidos por los empleados despedidos. Con base en estas acciones, hemos decidido pronunciarnos públicamente. Lo hacemos por respeto al pueblo al que nos debemos desde el comienzo de nuestro caminar como universidad de inspiración cristiana y movidos por un gran amor a la Iglesia y a los salvadoreños.

1.     La disolución de Tutela Legal nos ha extrañado y dolido profundamente. A lo largo de muchos años, hemos sido testigos de su meritorio trabajo al servicio de los más pobres y en defensa de las víctimas. A través de esta oficina, la Iglesia arquidiocesana ha velado por los derechos humanos y ha procurado asistencia legal, defendiendo las justas causas de los salvadoreños. De ese modo ha cumplido con el principal deber cristiano de estar al lado de los pobres, proteger a los desvalidos y esforzarse por defenderlos de la injusticia.
2.     Efectivamente, la Oficina de Tutela Legal ha sido un notable símbolo de compasión y misericordia, de opción por el pobre y por la justicia por parte de la Arquidiócesis de San Salvador, desde que fue fundada por monseñor Arturo Rivera y Damas en 1982, prosiguiendo la labor que monseñor Romero inició con Socorro Jurídico. No podemos dejar de reconocer el gran empeño que puso también en la Oficina María Julia Hernández, y la proyección internacional que adquirió bajo su dirección, precisamente por ser símbolo de la defensa de las víctimas en casos de gran relevancia, como la investigación sobre la horrible masacre de El Mozote, que fue llevada hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Con ello, la Iglesia en El Salvador se hizo acreedora de credibilidad evangélica.
3.     Sigue siendo crucial para la Iglesia católica y para El Salvador mantener la tradición de algunos de sus grandes pastores: monseñor Luis Chávez, monseñor Óscar Romero y monseñor Arturo Rivera Damas. Es un deber cristiano seguir brindando al pueblo salvadoreño un corazón compasivo, conmovido entrañablemente, como el de Jesús de Nazaret, frente a las víctimas de toda clase de injusticia. Hoy, como ayer, nos urge la palabra del mismo Jesús: “Misericordia quiero y no sacrificios” (Mt 12, 7). Por ello, vemos absolutamente necesario que nuestra Iglesia mantenga la preocupación activa por la justicia, tal y como lo ha hecho a través de Socorro Jurídico, Justicia y Paz, y Tutela Legal. Sin este símbolo, activo entre el pueblo, se pierde un testimonio valioso de lo que significa pastorear la Iglesia.
4.     Indudablemente, aún no se han saldado satisfactoriamente las consecuencias de los crímenes cometidos en el tiempo de la guerra, y es humano, y por ello cristiano, darles seguimiento. Siempre denunciamos la promulgación de la ley de amnistía de 1993, que ha impedido llevar a los tribunales tantos crímenes de guerra y contra la humanidad, o buscar formas auténticas de justicia transicional. Por tanto, hay un gran trabajo por hacer al lado de este pueblo que fue injustamente humillado y violentado. A nuestro juicio, no se pueden abandonar los casos que Tutela Legal ha presentado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y cuyas resoluciones todavía no han sido cumplidas por el Gobierno de El Salvador, especialmente la que sobre la masacre de El Mozote ha recibido ya sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. 
5.     A pesar de que la postura del Estado salvadoreño ante los derechos humanos ha cambiado desde 1992, sigue siendo necesario velar por la defensa de los mismos, en especial de cara a la población más vulnerable. Si bien es verdad, como ha expresado el Arzobispo, que la Iglesia, además de preocuparse por las terribles secuelas de la guerra, necesita ocuparse de los derechos económicos, sociales y culturales de las víctimas de la violencia juvenil y, sobre todo, de la que causan el narcotráfico y otras actividades ilícitas, por la situación de los presos, por el flagelo de los desaparecidos y por la preservación y cuido delicado del medioambiente (que algunos pueblos originarios evocan como “madre tierra”), no por ello deja de ser necesario que Tutela Legal continúe ocupándose de ello. Ya lo estaba haciendo en el sonado caso de Baterías Record y en otros.
6.     La Junta de Directores de la UCA piensa que el notable eco que esta decisión, no consultada con el conjunto del pueblo de Dios, ha despertado en amplios círculos de las Iglesias y de la ciudadanía, así como internacionalmente, recomendaría una reconsideración profunda. Los errores o deficiencias en una institución de la Iglesia sugieren no pocas veces su corrección en lugar de la supresión de la instancia. Lejos de perder credibilidad, la Iglesia crece cuando una autoridad es capaz de repensar, revalorar y, dado el caso, modificar una decisión importante. De cualquier manera, sentimos que es cristiana y eclesialmente valioso abrir todo este asunto tan doloroso a consulta amplia de tantas personas que desean que nuestra Iglesia no abandone, ni dé ocasión para que se piense que abandona, a las víctimas de la guerra y a sus familias, y siga esforzándose por defender los derechos humanos y la dignidad del pueblo, especialmente de los más vulnerables, empobrecidos y victimados. 
7.     En todo caso, es necesario que el Arzobispado garantice que se conservará y reactivará el Archivo Monseñor Arturo Rivera Damas de Tutela Legal, para que esté al servicio de la memoria histórica y de las posibles alternativas de justicia que puedan impulsarse en nuestro país. Muchos de los documentos que allí se guardan son el resultado de laboriosas investigaciones, de la valiente decisión de las víctimas de hablar, y tendrían el valor de indicios de pruebas de responsabilidad si se abrieran procesos judiciales.
8.     Existe, además, un problema muy serio. En la conferencia de prensa que el Arzobispo dio el viernes 4 de octubre, acusó a los antiguos empleados de Tutela Legal de “irregularidades” financieras y administrativas en su trabajo. Pero se abstuvo de mencionar nombres y situaciones concretas, lo cual arrojó una sombra sobre todo el grupo, que no tuvo oportunidad de defenderse en ese momento. De hecho, las personas acusadas de un delito o de una conducta irregular en el desempeño de su oficio son inocentes mientras no se pruebe lo contrario. El 6 de octubre, los acusados emitieron un comunicado en el que dicen lo siguiente: “La labor de Tutela se basaba en proyectos sociales avalados por el señor Arzobispo, contando con constantes auditorías internas y externas puestas por los mismos cooperantes y la administración del Arzobispado, y […] en ningún momento señalaron resultados negativos. Las cuentas de los fondos de cada proyecto están a nombre de la Arquidiócesis, y para retirar cualquier fondo se requería la firma mancomunada de dos monseñores que estaban debidamente autorizados por el señor Arzobispo. Ninguno del equipo de Tutela Legal, incluyendo al director, tenía autorización de firma para retirar fondos”.
9.     Finalmente, pensamos que es muy difícil aceptar que el pastor no dé lugar a que las personas que trabajan a su lado desde hace años, en una labor también pastoral, reciban personalmente de él sus preocupaciones, sus decisiones y los motivos de estas. La Iglesia necesita en sus autoridades formas dialogantes de actuar para evitar el riesgo de reflejar modelos autoritarios impropios del seguimiento de Jesucristo.

Como ha afirmado el papa Francisco desde el inicio de su gobierno, es crucial “una Iglesia pobre y para los pobres”, y, evidentemente, con los pobres. Ello requiere de signos de parte de todos los sectores del pueblo de Dios, que manifiesten y hagan realidad este deseo, arriesgando el conflicto que puede sobrevenir, como le ocurrió a Jesús de Nazaret en su propia vida. Por ello, animamos a monseñor José Luis Escobar Alas a que en el caso de Tutela Legal ponga un claro signo de ese compromiso con los pobres desde su oficio de pastor.

San Salvador, 17 de octubre de 2013

sábado, 5 de octubre de 2013

CONFERENCIA DE PRENSA DEL ARZOBISPO DE SAN SALVADOR EN EL CASO TUTELA LEGAL


"La oficina de Tutela Legal fue desnaturalizada por las personas que la conformaron últimamente, llegando a manifestarse notorias y evidentes irregularidades en el ejercicio de sus funciones, en perjuicio de los intereses de las víctimas, prevaleciendo sobre estos el interés meramente particular.
En ese mismo contexto, la Iglesia inició un proceso investigativo, mediante el cual fueron confirmadas tales irregularidades, exigiendo esta situación una repuesta acorde al espíritu de los objetivos que impulsaron a Mons. Rivera Damas, en el año 1982, a crear la oficina de Tutela Legal como defensora y promotora de los derechos humanos de las víctimas del conflicto armado. Sin embargo, cabe aclarar, que no corresponde en este momento dar amplias explicaciones de las irregularidades mencionadas, ya que eso, en primer lugar, pudiera entorpecer los procesos o procedimientos jurídicos que esta arquidiócesis interpondrá en caso de ser necesario.
No se trata de hacer señalamientos de forma directa y pública, pues serán las entidades encargadas, si se iniciaran los procesos, las que emitirían las resoluciones que correspondan y determinarían las consecuencias que deriven de dichas acciones para los que resulten responsables.
Es necesario ampliar el hecho de que la arquidiócesis, en su carácter de empleador, y más allá de cumplir con todas las obligaciones laborales, determinó, de manera condescendiente, proporcionar todas las prestaciones que hasta el treinta de septiembre del año en curso correspondían a los trabajadores que se desempeñaban en dicha oficina y todos, de manera voluntaria, dieron lectura a sus correspondientes finiquitos, manifestando con su firma  el darse por satisfechos de las prestaciones laborales en los periodos durante los cuales laboraron…"
(Fuente: La Prensa Gráfica).


jueves, 3 de octubre de 2013

LAS HISTORIAS PROHIBIDAS DEL SÉPTIMO ARZOBISPO DE SAN SALVADOR



Desde que lo escuché hablar por primera vez, allá por los últimos días del mes de diciembre de 2008, me pareció un individuo raro. Con su tono de voz sumiso y apocado, la estructura informe de su discurso, el léxico paupérrimo y el pobre contenido de sus ideas; me dije a mí mismo que debíamos prepararnos para las sorpresas que nos iba a dar este señor. Además, mi intuición me hacía sentir que a este individuo le calzaba bien aquella frase impertinente que había pronunciado Roque Dalton en Las Historias prohibidas del purgarcito: éste es un «pícaro, santo-tonto e irritado tatarata» (La frase está en el Poema Viejuemierda).
Mis temores comenzaron a tomar cuerpo cuando en el contexto de las elecciones presidenciales del 2009, Escobar Alas pidió a viva voz a la población salvadoreña que no votara por Mauricio Funes y el FMLN, porque esto hundiría al país en una grave crisis social y política. Algo le habrán dicho los que le rodean, ya que su vergüenza le hizo esconderse por más de un mes, tiempo en el que no se supo más de él.
Exactamente tres años más tarde, en diciembre de 2012, mandó, de forma inconsulta con el pueblo salvadoreño ―ya que me parece que este pueblo es el heredero legítimo del edificio de la catedral metropolitana— a demoler la fachada de la Catedral Metropolitana, argumentando que los mosaicos que conformaban una bonita imagen elaborada por el artista salvadoreño Fernando Llort, se estaban desprendiendo y que representaban un peligro para los feligreses que frecuentaban la catedral. Después, cuando le habrán hecho caer en la cuenta de lo pueril, ingenuo y miserable de ese argumento, recurrió al argumento de que se trataba de un mural que representaba a la masonería salvadoreña y que la Iglesia está en contra de esa forma de filosofía. Pues bien, mientras F. Llort recibe el Premio Nacional de Cultura, el Arzobispo permanece en la densidad tenebrosa de su caverna. 
Ahora intenta ejecutar el golpe más duro contra el pueblo pobre de El Salvador, al demoler el símbolo más importante, en materia de derechos humanos, de la Iglesia Católica salvadoreña, que representa el mayor servicio y solidaridad con el pueblo salvadoreño, como es la oficina de Tutela Legal del Arzobispado, que fue erigida por Monseñor Romero y continuada por Mons. Rivera Damas, con el fin de proteger a las víctimas de la violencia que generaba el conflicto armado en el país y que desde entonces, ha desarrollado un gran papel a favor de los pobres y las víctimas en El Salvador.
Con la eliminación de esta institución, tan importante para el pueblo salvadoreño, José Luis Escobar Alas, pasará a ser el tristemente célebre, torpe y mezquino séptimo arzobispo de San Salvador; de triste y lamentable recuerdo para la Iglesia salvadoreña, tan sufrida y tan alejada de Dios.
¿Quiénes son tus asesores José Luis? ¿Acaso no te aconsejan bien o será que vos no te dejás aconsejar? ¿Será entonces que el poder y el dinero te hacen sentir que estás más allá del bien y del mal?
¿A qué iglesia representás, José Luis?
Quiero saberlo, porque por tus acciones puedo deducir con claridad que no representás a la Iglesia de los pobres de El Salvador ni de Latinoamérica. En eso eres coherente.
No representás el amor porque éste es paciente, servicial, sin envidia, no busca su interés, ni se irrita, no toma en cuenta el mal, no se alegra de la injusticia sino de la verdad. El amor todo lo excusa, todo lo cree y todo lo soporta. (1 Co 13, 4-7). Por tanto, claro está que no representás el amor.
No representás la Ecclesia (Asamblea) de Dios o la comunidad cristiana de los seguidores de Jesús de Nazareth, ya que éstos como dijo Jesús, son los últimos y además los servidores del pueblo: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las gobiernan como señores absolutos y los grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros; sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos». (Mc 10, 42-45).
Por tanto, no representás a Jesús de Nazareth, aquél que murió en la cruz y por eso Dios lo resucitó de entre los muertos y lo constituyó Hijo de Dios (Rm 1, 4).
Por lo que estás haciendo, y a juzgar por lo que dijo Jesús —por sus obras les conoceréis (Mt 7, 16)—, veo que más bien representás a las tinieblas, a la oscuridad y el caos, y que de la misma manera que el maligno se disfraza de ángel de luz (sub angelo lucis) para orquestar el mal, vos también te sabés cobijar bajo una institución que por mandato divino está llamada a proteger al huérfano, a la viuda y al forastero (cfr. Is 1, 21-28).
José Luis, a ti te digo: «En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben al cielo, cada día más tumultuosos, les ruego, les suplico, les ordeno en nombre de Dios, ¡Cesen la represión!» (Mons. Romero. Homilía del 23 de marzo de 1980).

martes, 1 de octubre de 2013

¿PASTORES CON OLOR A OVEJA O PASTORES CON OLOR A PALACIOS?




Mientras con el pontificado de Francisco, en la Iglesia universal brilla una luz de esperanza haciendo llamados a ir a los márgenes y a que los pastores deben tener «olor a oveja». En El Salvador, los resabios despóticos del arzobispo parecen afincarse, y no nos da tregua con su servilismo a los intereses de palacio.
El 30 de septiembre, Mons. José Luis Escobar Alas, cerró la histórica oficina de Tutela Legal, defensora de los derechos humanos y ha despedido a quince trabajadores, con la única justificación de que este organismo ya no tiene razón de ser. La decisión y la forma como el arzobispo la ha realizado es indignante; por una parte, se trata del organismo que ha jugado un papel histórico en la elaboración del informe de la Comisión de la Verdad y, por otra parte, el arzobispo ha realizado esta decisión a título personal, tratando como delincuentes a los trabajadores, sin consulta ni transición alguna.
Es de recordar que Mons. Escobar ha hecho este cierre de Tutela Legal en el día de cumpleaños de Mons. Arturo Rivera Damas y en el día que el Papa Francisco decide canonizar a Juan XXIII, el primero fundador de este organismo eclesial salvadoreño y el segundo, máximo representante de la renovación de la Iglesia contemporánea en el mundo. Desde el cielo Mons. Rivera le estará diciendo: ¡pero, hombre José Luis, qué estás haciendo¡
¿Qué pretende Mons. Escobar? ¿No es usted el hombre respetuoso y diplomático? ¿No quedó tranquilo con haber afectado la formación sacerdotal al desmantelar, junto con Mons. Sáenz Lacalle el Equipo Formador de San José de la Montaña durante la rectoría del padre Leocadio? ¿No le fue suficiente haber quitado el mural de catedral y haber permitido que el párroco del Paisnal quitara el mural del padre Rutilio Grande? Con todos estos actos suyos nos hace ver mal a los cristianos católicos que creemos en un Dios y en una Iglesia comprometida con la historia de este pueblo salvadoreño.
Es vergonzoso que el arzobispo se haga famoso por decisiones como el cierre de una oficina que ha tenido que ver con la vida de este país; ¿a quién le sirve Mons. Escobar? No se puede decir que a Dios porque no es cierto, Dios no cierra, sino que siempre es apertura, y al Santo Padre, mucho menos, porque Francisco dice que no tengamos miedo; entonces ¿a quién obedece?
Será que el arzobispo, al igual que algunos líderes políticos actuales, le tiene temor a la derogación de la ley de amnistía. Los salvadoreños sabemos que la mayoría de los casos del informe de la Comisión de la Verdad fueron presentados y seguían siendo investigados por Tutela Legal: Monseñor Romero, Mozote, Sumpul, entre otros. Hablar de Tutela Legal es pensar en la tradición profética y comprometida de la Iglesia salvadoreña en favor de los derechos humanos de la población pobre.
La historia de la Iglesia en El Salvador le pedirá cuentas, puede darse que al final de su episcopado se lamente haber afectado la sensibilidad de los salvadoreños y que este pueblo le otorgue la damnatio memoriae.
Por supuesto, también una palabra a los vicarios episcopales y curiales en general de la Arquidiócesis, traten de superar el estado de monaguillos, por favor, no tengan miedo a dejar sus puestos, que es mejor ganarse un puesto en el cielo que un rechazo del pueblo sencillo. No olviden las palabras de Francisco: «prefiero una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma».