sábado, 21 de marzo de 2009

MARTIRIO DE MONS. ROMERO: 29 ANIVERSARIO


La Fundacion Monseñor Romero te invita a las Celebraciones Conmemorativas del XXIX del Martirio de Monseñor Romero
PROGRAMA DE LA SEMANA EN CATEDRAL HORA DE 4:30 PM a 6:30 P.M.

Sabado 21 Marzo de 2009: PERIGRINACION DE LA LUZ
4.00 p.m. Animación para peregrinación en el Salvador del Mundo.
5.00 p.m. Peregrinación hacia Catedral.
7.30 p.m. Eucaristía frente a Catedral, presidida por Monseñor Miguel Ángel Morán Aquino,Obispo de la diócesis de San Miguel.

Lunes 23 de Marzo de 2009
Tema: Sentir con la Iglesia
Ponente: P. Abel Castaneda
Animación: Parroquia de San Julián, Sonsonate

Martes 24 de Marzo de 2009
Tema: La Iglesia ecuménica y Mons. Romero
Ponentes: Religiones por la Paz
Animación: Iglesia Anglicana
Hora: 2:30 a 4:30 p.m.

Miercoles 25 de Marzo de 2009
Tema: Fe y Política
Ponente: Licda. Suyapa Pérez
Animación: Coro Monseñor Romero

Jueves 26 de Marzo de 2009
Tema: Monseñor Romero y los jóvenes
Ponente: Pastoral Juvenil Parroquia Sta. Lucía Ilopango.
Animación: Jóvenes Parroquia Santa Lucía.

Viernes 27 de Marzo de 2009
Tema: Mons. Romero y los ídolos de nuestro tiempo.
Ponente: P. Antonio Rodríguez
Animación: Parroquia San Francisco de Asís de Mejicanos

domingo, 15 de marzo de 2009

Materiales para pequeñas comunidades: IV Domingo de Cuaresma

P. Marco Tulio López

PECADO, CASTIGO Y PERDON

Canto y Oración de Apertura:
Amoroso Padre, a veces te hemos sido infieles y nos hemos quedado en la oscuridad de nuestros pecados. Haznos saber el gozo de tu perdón y deja que la luz de tu Hijo Jesús ilumine nuestras almas. Amén.

Comentario a la Palabra de Dios:
En las Escrituras de hoy continuamos hablando de los temas de Cuaresma: por un lado la posibilidad real de alejarnos de Dios, al menos por un tiempo. San Pablo en la segunda lectura nos asegura que nuestra salvación no es algo que hemos ganado con nuestro trabajo. Hemos pasado de las tinieblas a la luz libremente. Hemos escogido vivir una vida de buenas obras, no para ganar la salvación, sino como acción de gracias porque ya hemos sido salvados. El evangelio nos recuerda que este don gratuito lo hemos recibido por medio del mayor gesto de amor, la libre entrega de la propia vida. Cristo levantado en la cruz, nos recuerda que hemos sido salvados, gratuitamente, por El mismo.

PRIMERA PARTE: PECADO, CASTIGO Y PERDON
El primero y segundo libro de las Crónicas está entre los llamados libros históricos del Antiguo Testamento. Las Crónicas, como los libros similares del Antiguo Testamento, están menos preocupados con el reporte de detalles precisos, que con la interpretación del significado religioso de los acontecimientos.

El pasaje de hoy es un vistazo de un periodo ciertamente antiguo de la historia judía, y un período realmente revoltoso. Brevemente se recuenta las invasiones de las fuerzas Babilónicas sobre Jerusalén, la profanación del templo, la toma de los ciudadanos judíos desterrados al exilio en Babilonia y finalmente el fin del exilio y el regreso de los judíos a su tierra natal (todo esto tuvo lugar en el siglo sexto antes de Cristo).

El enfoque del pasaje en el contexto de la liturgia parece ser para recordarnos que después de que el pueblo de Dios había rechazado la revelación de Dios, que había sido dada a través de los profetas y otras personas, y después de haber sufrido las consecuencias de sus pecados, la restauración eventualmente se dio por el amor incansable de Dios. Como vemos en la Biblia (y también en nuestra propia historia religiosa) hay un período de pecado, seguido por sus consecuencias, seguido después por el arrepentimiento y el perdón.

Interesante también es que Ciro, un pagano, rey de Persia, es el instrumento de Dios en la restauración de los judíos exiliados a su tierra natal. El texto nos dice “El Señor inspiro al Rey Ciro” para que hiciera esto y “el Señor, Dios de cielo”. Dios una vez más se reveló no solo como un Dios para su pueblo elegido, sino también Señor de todas las naciones.

SEGUNDA PARTE: QUIEN VIVE LA VERDAD VA HACIA LA LUZ
El evangelio cuenta parte del diálogo entre Jesús y Nicodemo. Anteriormente en el capitulo Nicodemo ha sido identificado como un fariseo y “un líder de los judíos”. Posiblemente es miembro del Sanedrín, consejo de gobierno religioso judío. De manera significante, se dice que El viene a ver a Jesús de noche.

Jesús le dice a Nicodemo en el pasaje de hoy: “Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre será levantado en lo alto” (Jn 3, 14). La referencia es de un relato del libro de los Números del Antiguo Testamento (21, 4-9) donde el pueblo judío, en su jornada del Éxodo por el desierto, se queja contra Dios, como castigo Dios le envía unas serpientes venenosas para atormentarlos. Después de que el pueblo se arrepiente y Moisés reza a favor de ellos, Dios le dice a Moisés que haga una serpiente de bronce y que la ponga sobre un palo. Que aquellos quienes hayan sido mordidos por las serpientes serían sanados cuando miraran a la serpiente de bronce.

Cuando Jesús le dice a Nicodemo que así como la serpiente en el desierto será “levantado”, ciertamente se está refiriendo tanto a la crucifixión como a su regreso al Padre.

Finalmente, aquí en el Evangelio de hoy, el motivo de la oscuridad y la luz, es en sí, la incredibilidad contra creencia. Jesús mismo es la luz que ha venido al mundo, “y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas”. Como se mencionó anteriormente, Nicodemo viene a Jesús “de noche”. O sea, aún no es un creyente de Jesús, pero está iniciando un camino de fe. El Catecismo de la Iglesia nos dice, que, “El discípulo de Cristo no debe sólo guardar la fe y vivir de ella sino también profesarla, testimoniarla con firmeza y difundirla: “Todos vivan preparados para confesar a Cristo delante de los hombres y a seguirle por el camino de la cruz en medio de las persecuciones que nunca faltan a la Iglesia”. El servicio y el testimonio de la fe son requeridos para la salvación: ‘Todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos’ (Mt 10, 32-33) (Catecismo de la Iglesia Católica, 1816)”.

Si usted vive en la Verdad, si la luz de Jesucristo está encendida en su vida, no permita que esa Verdad y esa luz se apaguen. Y si se han apagado, la Cuaresma es una excelente oportunidad para comenzar de nuevo su propio camino espiritual. Recuerde, Nuestro Señor Jesucristo no ha venido al mundo para condenarnos, sino para salvarnos, no ha venido por los justos, sino por los pecadores.

Para dialogar:
- ¿De dónde nacen todos los miedos que nos invaden hoy en día, de creer que Dios está con nosotros, o de pensar que El nos ha abandonado?
- ¿Qué obscuridades considera usted que están invadiendo nuestras familias, la Iglesia, y la sociedad en general? ¿Qué tenemos que hacer los cristianos ante esta realidad?

Canto y Oración final:
“Señor Jesús, tú eres la luz del mundo, Tú nos traes seguridad venciendo la obscuridad del pecado. Ayúdanos a vivir en tu luz para que seamos luz para los demás. Amén

Materiales para pequeñas comunidades: Tercer Domingo de Cuaresma


P. Marco Tulio López

TIEMPO DE PURIFICACION INTERIOR


Canto y Oración de Apertura:
“Señor, al reflexionar sobre tu Palabra que escucharemos este domingo, ayúdanos a tomar de corazón tu mensaje: para vivir por tus Mandamientos, no estar avergonzados al proclamar a Cristo crucificado y para ser reverentes a la presencia de tu Hijo en medio de nosotros, especialmente en la Eucaristía. Te lo pedimos en el nombre del mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén”.

Comentario a la Palabra de Dios:
La primera lectura nos presenta los Diez Mandamientos, nos invitan a vivir según una ley justa que reconoce nuestra dependencia de Dios y los derechos de los demás. El evangelio presenta un Jesús, al parecer duro. En el templo, Jesús dá latigazos contra el egoísmo y la avaricia, hace énfasis en Dios y en las cosas de Dios y se revela a sí mismo como el verdadero Templo. Jesús fue duro con quienes insistían en la letra de la Ley pero no vivían de acuerdo a su significado. Nuestra esperanza de salvación se fundamenta no en el seguimiento obstinado de la ley (autosuficiencia) o en la posesión de cosas materiales (avaricia), sino en la resurrección de Cristo.

PRIMERA PARTE: LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS
El pasaje del Antiguo Testamento del segundo libro de la Biblia, nos narra el muy conocido acontecimiento de Moisés recibiendo los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. El hecho sucedió en el monte Sinaí, en el desierto, durante la partida de los israelitas de Egipto a la tierra prometida.

“Los diez Mandamientos enuncian las exigencias del amor de Dios y del prójimo. Los tres primeros se refieren más al amor de Dios y los otros siete más al amor del prójimo” (Catecismo de la Iglesia Catolica, n. 2067). Por eso, ellos son el medio más perfecto para cualquier cristiano/a que desee acomodar su vida a la voluntad de Dios, y también el único medio para transformar el mundo en el que vivimos. La Iglesia nos enseña que, “no habrá un continente nuevo sin hombres nuevos, que a la luz del Evangelio sepan ser verdaderamente libres y responsables” (Medellín, 1,3). Pero, esos hombres y mujeres nuevos, sólo comienzan a existir en la medida en que cada persona somete toda su vida a los Mandamientos de Dios. De lo contrario, eso es imposible.

El problema para nosotros cristianos es que creemos en Dios, pero no nos gusta obedecer sus Mandamientos. Y como consecuencia de esta desobediencia tenemos todos los problemas que vivimos y vemos a nuestro alrededor, pues al no obedecer las Leyes de Dios, desobedecemos también todas las leyes humanas buenas que favorecen una existencia digna para todos los seres humanos sobre este mundo.

La Biblia cuenta que cuando el rey David estaba a punto de morir, dijo a su hijo Salomón: “Guarda las observancias de Yahveh tu Dios, yendo por su camino, observando sus preceptos, sus ordenes, sus sentencias y sus instrucciones, según está escrito en la Ley de Moisés, para que tengas éxito en cuanto hagas y emprendas” (1 Rey 2, 3). “No prosperarás si no cuidas de cumplir los decretos y las normas que Yahveh ha prescrito a Moisés para Israel” (1 Cron 22, 13). Hermanos y hermanas, es necesario entender que nuestra felicidad o infelicidad es una consecuencia de nuestra obediencia o desobediencia a los Mandamientos de Dios.


SEGUNDA PARTE: CUARESMA, ES TIEMPO DE PURIFICAR NUESTRA VIDA
Para los judíos piadosos del tiempo de Jesús, el templo de Jerusalén era el lugar sagrado. El templo era el centro de peregrinaciones, un lugar en el que se ofrecían sacrificios rituales y oraciones y, todo aquello era normal. Los animales puestos a la venta dentro del área del templo eran con la intención de sacrificarse, y los vendedores estaban presentes para que el dinero romano se puediera cambiar a la moneda local para la paga del impuesto del templo. Aunque en sí mismo aquello no era malo, la práctica distraía del fin sagrado y ambiente del templo.

¿Por qué se molesta Jesús con lo que ve en el templo, si sus padres “cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor?” (Lc 2,22-24). Jesús se molesto porque la fe y la devoción en Dios se habían convertido en aquel tiempo en un asunto de puro compromiso, costumbre y conveniencia. Por eso “hace un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado”.

Hermanos y hermanas, la Cuaresma es un tiempo especial de purificación, y todos necesitamos purificarnos pues, “cada uno ha cometido sus propias sinverguenzadas y queremos hecharle al otro la culpa y ocultar las nuestras” (Mons. Romero, Homilía 23 de marzo de 1980). En todas partes abundan los cristianos hipócritas que viven señalando el pecado de los demas, los pecados y deficiencias de la propia Iglesia, pero lo que estos no entienden es que, “sólo si me ocupo prioritariamente de mi propia conversión, aumentará la esperanza de que las cosas avancen. Vale más la pena buscar la reforma de mi corazón que la del mundo o la Iglesia: será más fecundo para todos” (Jacques Philippe, La Libertad Interior, p. 81).

“El humo de Satanás se ha filtrado en la Iglesia”, dijo el Papa Pablo VI; y nosotros podemos decir que el humo de Satanás se ha filtrado en nuestras familias, en la política de nuestro país, y en la sociedad en general. Y esto no debería de asustar a nadie, sino más bien hacernos entender que necesitamos desintoxicarnos interiormente para poder contribuir efectivamente a la renovación del mundo.

Para dialogar:
-¿Qué podemos hacer para vivir nosotros, y nuestra familia de acuerdo a las enseñanzas de los Diez Mandamientos?
-¿Qué cosas tengo yo que purificar en mi vida durante este tiempo de Cuaresma?

Canto y Oración final:
“Señor, Tú tienes palabras de vida eterna. Señor, ayúdanos a enfocarnos en tí y no ser consumidos por los falsos ídolos. Que siempre honremos tu nombre, usándolo con reverencia y guardando el domingo como dia sagrado. Deseamos honrar nuestras relaciones familiares y compromisos. Ayúdanos a respetar la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Guíanos para respetar la verdad y la propiedad y buen nombre de los demas. Amen

jueves, 5 de marzo de 2009

Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Juventud 2009

Benedicto XVI: “La juventud, tiempo de esperanza”

* * *

"Hemos puesto nuestra esperanza en el Dios vivo" (1 Tm 4,10)



Queridos amigos:

El próximo domingo de Ramos celebraremos en el ámbito diocesano la XXIV Jornada Mundial de la Juventud. Mientras nos preparamos a esta celebración anual, recuerdo con enorme gratitud al Señor el encuentro que tuvimos en Sydney, en julio del año pasado. Un encuentro inolvidable, durante el cual el Espíritu Santo renovó la vida de tantos jóvenes que acudieron desde todos los lugares del mundo. La alegría de la fiesta y el entusiasmo espiritual experimentados en esos días, fueron un signo elocuente de la presencia del Espíritu de Cristo. Ahora nos encaminamos hacia el encuentro internacional programado para 2011 en Madrid y que tendrá como tema las palabras del apóstol Pablo: "Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe" (cf. Col 2,7). Teniendo en cuenta esta cita mundial de jóvenes, queremos hacer juntos un camino formativo, reflexionando en 2009 sobre la afirmación de san Pablo: "Hemos puesto nuestra esperanza en el Dios vivo" (1 Tm 4,10), y en 2010 sobre la pregunta del joven rico a Jesús: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?" (Mc 10,17).

La juventud, tiempo de esperanza

En Sydney, nuestra atención se centró en lo que el Espíritu Santo dice hoy a los creyentes y, concretamente a vosotros, queridos jóvenes. Durante la Santa Misa final os exhorté a dejaros plasmar por Él para ser mensajeros del amor divino, capaces de construir un futuro de esperanza para toda la humanidad. Verdaderamente, la cuestión de la esperanza está en el centro de nuestra vida de seres humanos y de nuestra misión de cristianos, sobre todo en la época contemporánea. Todos advertimos la necesidad de esperanza, pero no de cualquier esperanza, sino de una esperanza firme y creíble, como he subrayado en la Encíclica Spe salvi. La juventud, en particular, es tiempo de esperanzas, porque mira hacia el futuro con diversas expectativas. Cuando se es joven se alimentan ideales, sueños y proyectos; la juventud es el tiempo en el que maduran opciones decisivas para el resto de la vida. Y tal vez por esto es la etapa de la existencia en la que afloran con fuerza las preguntas de fondo: ¿Por qué estoy en el mundo? ¿Qué sentido tiene vivir? ¿Qué será de mi vida? Y también, ¿cómo alcanzar la felicidad? ¿Por qué el sufrimiento, la enfermedad y la muerte? ¿Qué hay más allá de la muerte? Preguntas que son apremiantes cuando nos tenemos que medir con obstáculos que a veces parecen insuperables: dificultades en los estudios, falta de trabajo, incomprensiones en la familia, crisis en las relaciones de amistad y en la construcción de un proyecto de pareja, enfermedades o incapacidades, carencia de recursos adecuados a causa de la actual y generalizada crisis económica y social. Nos preguntamos entonces: ¿Dónde encontrar y cómo mantener viva en el corazón la llama de la esperanza?

En búsqueda de la "gran esperanza"

La experiencia demuestra que las cualidades personales y los bienes materiales no son suficientes para asegurar esa esperanza que el ánimo humano busca constantemente. Como he escrito en la citada Encíclica Spe salvi, la política, la ciencia, la técnica, la economía o cualquier otro recurso material por sí solos no son suficientes para ofrecer la gran esperanza a la que todos aspiramos. Esta esperanza "sólo puede ser Dios, que abraza el universo y que nos puede proponer y dar lo que nosotros por sí solos no podemos alcanzar" (n. 31). Por eso, una de las consecuencias principales del olvido de Dios es la desorientación que caracteriza nuestras sociedades, que se manifiesta en la soledad y la violencia, en la insatisfacción y en la pérdida de confianza, llegando incluso a la desesperación. Fuerte y clara es la llamada que nos llega de la Palabra de Dios: "Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor. Será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien" (Jr 17,5-6).

La crisis de esperanza afecta más fácilmente a las nuevas generaciones que, en contextos socio-culturales faltos de certezas, de valores y puntos de referencia sólidos, tienen que afrontar dificultades que parecen superiores a sus fuerzas. Pienso, queridos jóvenes amigos, en tantos coetáneos vuestros heridos por la vida, condicionados por una inmadurez personal que es frecuentemente consecuencia de un vacío familiar, de opciones educativas permisivas y libertarias, y de experiencias negativas y traumáticas. Para algunos -y desgraciadamente no pocos-, la única salida posible es una huída alienante hacia comportamientos peligrosos y violentos, hacia la dependencia de drogas y alcohol, y hacia tantas otras formas de malestar juvenil. A pesar de todo, incluso en aquellos que se encuentran en situaciones penosas por haber seguido los consejos de "malos maestros", no se apaga el deseo del verdadero amor y de la auténtica felicidad. Pero ¿cómo anunciar la esperanza a estos jóvenes? Sabemos que el ser humano encuentra su verdadera realización sólo en Dios. Por tanto, el primer compromiso que nos atañe a todos es el de una nueva evangelización, que ayude a las nuevas generaciones a descubrir el rostro auténtico de Dios, que es Amor. A vosotros, queridos jóvenes, que buscáis una esperanza firme, os digo las mismas palabras que san Pablo dirigía a los cristianos perseguidos en la Roma de entonces: "El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en vuestra fe, hasta rebosar de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo" (Rm 15,13). Durante este año jubilar dedicado al Apóstol de las gentes, con ocasión del segundo milenio de su nacimiento, aprendamos de él a ser testigos creíbles de la esperanza cristiana.

San Pablo, testigo de la esperanza

Cuando se encontraba en medio de dificultades y pruebas de distinto tipo, Pablo escribía a su fiel discípulo Timoteo: "Hemos puesto nuestra esperanza en el Dios vivo" (1 Tm 4,10). ¿Cómo había nacido en él esta esperanza? Para responder a esta pregunta hemos de partir de su encuentro con Jesús resucitado en el camino de Damasco. En aquel momento, Pablo era un joven como vosotros, de unos veinte o veinticinco años, observante de la ley de Moisés y decidido a combatir con todas sus fuerzas, incluso con el homicidio, contra quienes él consideraba enemigos de Dios (cf. Hch 9,1). Mientras iba a Damasco para arrestar a los seguidores de Cristo, una luz misteriosa lo deslumbró y sintió que alguien lo llamaba por su nombre: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?". Cayendo a tierra, preguntó: "¿Quién eres, Señor?". Y aquella voz respondió: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues" (cf. Hch 9,3-5). Después de aquel encuentro, la vida de Pablo cambió radicalmente: recibió el bautismo y se convirtió en apóstol del Evangelio. En el camino de Damasco fue transformado interiormente por el Amor divino que había encontrado en la persona de Jesucristo. Un día llegará a escribir: "Mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí" (Ga 2,20). De perseguidor se transformó en testigo y misionero; fundó comunidades cristianas en Asia Menor y en Grecia, recorriendo miles de kilómetros y afrontando todo tipo de vicisitudes, hasta el martirio en Roma. Todo por amor a Cristo.

La gran esperanza está en Cristo

Para Pablo, la esperanza no es sólo un ideal o un sentimiento, sino una persona viva: Jesucristo, el Hijo de Dios. Impregnado en lo más profundo por esta certeza, podrá decir a Timoteo: "Hemos puesto nuestra esperanza en el Dios vivo" (1 Tm 4,10). El "Dios vivo" es Cristo resucitado y presente en el mundo. Él es la verdadera esperanza: Cristo que vive con nosotros y en nosotros y que nos llama a participar de su misma vida eterna. Si no estamos solos, si Él está con nosotros, es más, si Él es nuestro presente y nuestro futuro, ¿por qué temer? La esperanza del cristiano consiste por tanto en aspirar "al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo" (Catecismo de la Iglesia Católica, 1817).

El camino hacia la gran esperanza

Jesús, del mismo modo que un día encontró al joven Pablo, quiere encontrarse con cada uno de vosotros, queridos jóvenes. Sí, antes que un deseo nuestro, este encuentro es un deseo ardiente de Cristo. Pero alguno de vosotros me podría preguntar: ¿Cómo puedo encontrarlo yo, hoy? O más bien, ¿de qué forma Él viene hacia mí? La Iglesia nos enseña que el deseo de encontrar al Señor es ya fruto de su gracia. Cuando en la oración expresamos nuestra fe, incluso en la oscuridad lo encontramos, porque Él se nos ofrece. La oración perseverante abre el corazón para acogerlo, como explica san Agustín: "Nuestro Dios y Señor [...] pretende ejercitar con la oración nuestros deseos, y así prepara la capacidad para recibir lo que nos ha de dar" (Carta 130,8,17). La oración es don del Espíritu que nos hace hombres y mujeres de esperanza, y rezar mantiene el mundo abierto a Dios (cf. Enc. Spe salvi, 34).

Dad espacio en vuestra vida a la oración. Está bien rezar solos, pero es más hermoso y fructuoso rezar juntos, porque el Señor nos ha asegurado su presencia cuando dos o tres se reúnen en su nombre (cf. Mt 18,20). Hay muchas formas para familiarizarse con Él; hay experiencias, grupos y movimientos, encuentros e itinerarios para aprender a rezar y de esta forma crecer en la experiencia de fe. Participad en la liturgia en vuestras parroquias y alimentaos abundantemente de la Palabra de Dios y de la participación activa en los sacramentos. Como sabéis, culmen y centro de la existencia y de la misión de todo creyente y de cada comunidad cristiana es la Eucaristía, sacramento de salvación en el que Cristo se hace presente y ofrece como alimento espiritual su mismo Cuerpo y Sangre para la vida eterna. ¡Misterio realmente inefable! Alrededor de la Eucaristía nace y crece la Iglesia, la gran familia de los cristianos, en la que se entra con el Bautismo y en la que nos renovamos constantemente por al sacramento de la Reconciliación. Los bautizados, además, reciben mediante la Confirmación la fuerza del Espíritu Santo para vivir como auténticos amigos y testigos de Cristo, mientras que los sacramentos del Orden y del Matrimonio los hacen aptos para realizar sus tareas apostólicas en la Iglesia y en el mundo. La Unción de los enfermos, por último, nos hace experimentar el consuelo divino en la enfermedad y en el sufrimiento.

Actuar según la esperanza cristiana

Si os alimentáis de Cristo, queridos jóvenes, y vivís inmersos en Él como el apóstol Pablo, no podréis por menos que hablar de Él, y haréis lo posible para que vuestros amigos y coetáneos lo conozcan y lo amen. Convertidos en sus fieles discípulos, estaréis preparados para contribuir a formar comunidades cristianas impregnadas de amor como aquellas de las que habla el libro de los Hechos de los Apóstoles. La Iglesia cuenta con vosotros para esta misión exigente. Que no os hagan retroceder las dificultades y las pruebas que encontréis. Sed pacientes y perseverantes, venciendo la natural tendencia de los jóvenes a la prisa, a querer obtener todo y de inmediato.

Queridos amigos, como Pablo, sed testigos del Resucitado. Dadlo a conocer a quienes, jóvenes o adultos, están en busca de la "gran esperanza" que dé sentido a su existencia. Si Jesús se ha convertido en vuestra esperanza, comunicadlo con vuestro gozo y vuestro compromiso espiritual, apostólico y social. Alcanzados por Cristo, después de haber puesto en Él vuestra fe y de haberle dado vuestra confianza, difundid esta esperanza a vuestro alrededor. Tomad opciones que manifiesten vuestra fe; haced ver que habéis entendido las insidias de la idolatría del dinero, de los bienes materiales, de la carrera y el éxito, y no os dejéis atraer por estas falsas ilusiones. No cedáis a la lógica del interés egoísta; por el contrario, cultivad el amor al prójimo y haced el esfuerzo de poneros vosotros mismos, con vuestras capacidades humanas y profesionales al servicio del bien común y de la verdad, siempre dispuestos a dar respuesta "a todo el que os pida razón de vuestra esperanza" (1 P 3,15). El auténtico cristiano nunca está triste, aun cuando tenga que afrontar pruebas de distinto tipo, porque la presencia de Jesús es el secreto de su gozo y de su paz.

María, Madre de la esperanza

San Pablo es para vosotros un modelo de este itinerario de vida apostólica. Él alimentó su vida de fe y esperanza constantes, siguiendo el ejemplo de Abraham, del cual escribió en la Carta a los Romanos: "Creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones" (4,18). Sobre estas mismas huellas del pueblo de la esperanza -formado por los profetas y por los santos de todos los tiempos- nosotros continuamos avanzando hacia la realización del Reino, y en nuestro camino espiritual nos acompaña la Virgen María, Madre de la Esperanza. Ella, que encarnó la esperanza de Israel, que donó al mundo el Salvador y permaneció, firme en la esperanza, al pie de la cruz, es para nosotros modelo y apoyo. Sobre todo, María intercede por nosotros y nos guía en la oscuridad de nuestras dificultades hacia el alba radiante del encuentro con el Resucitado. Quisiera concluir este mensaje, queridos jóvenes amigos, haciendo mía una bella y conocida exhortación de San Bernardo inspirada en el título de María Stella maris, Estrella del mar: "Cualquiera que seas el que en la impetuosa corriente de este siglo te miras, fluctuando entre borrascas y tempestades más que andando por tierra, ¡no apartes los ojos del resplandor de esta estrella, si quieres no ser oprimido de las borrascas! Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas con los escollos de las tribulaciones, mira a la estrella, llama a María... En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María... Siguiéndola, no te desviarás; rogándole, no desesperarás; pensando en ella, no te perderás. Si ella te tiene de la mano no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; no te fatigarás si es tu guía; llegarás felizmente al puerto si ella te es propicia" (Homilías en alabanza de la Virgen Madre, 2,17).

María, Estrella del mar, guía a los jóvenes de todo el mundo al encuentro con tu divino Hijo Jesús, y sé tú la celeste guardiana de su fidelidad al Evangelio y de su esperanza.

Al mismo tiempo que os aseguro mi recuerdo cotidiano en la oración por cada uno de vosotros, queridos jóvenes, os bendigo de corazón junto a vuestros seres queridos.

Vaticano, 22 de febrero de 2009

BENEDICTUS PP. XVI

[Traducción distribuida por la Santa Sede

© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]


miércoles, 4 de marzo de 2009

Aclaración necesaria: Diario Co Latino no tergiversó las declaraciones del Arzobispo Escobar


Tomado del Diario Co Latino
http://www.diariocolatino.com/es/20090302/editorial/64278
Debido a que un “bloguero” derechista se encargó de revelar el nombre de este centenario, serio y responsable periódico, como el medio impreso que difundió declaraciones, supuestamente, tergiversadas, del Arzobispo de San Salvador, Monseñor José Luis Escobar Alas, nos hemos visto obligados a aclarar el asunto, y de paso, demostrar que lo dicho por el señor Arzobispo es cierto, y por eso colgamos el audio en la portada de nuestra web, es decir, en www.diariocolatino.com.
Admitimos, que cuando el señor Obispo se retractó, tuvo el cuidado de no mencionarnos, y eso lo puede comprobar el amigo y amiga lectora, en la edición del pasado lunes (23 de febrero), y pese a que nos llamó la atención, creíamos que el prelado iba a buscar alguna reunión con la dirección de este periódico, para llegar al fondo del asunto. No lo hizo y quizá no lo hará y ni nos interesa.

Lo que sí nos interesa es que nuestros lectores y lectoras, los demás miembros de la curia y su feligresía, principalmente nuestro querido Monseñor Gregorio Rosa Chávez y otros respetables sacerdotes sepan que no mentimos, que no tergiversamos, por eso es que subimos el audio en la web, y quienes no tiene acceso a la Internet, podemos otorgar el audio por otros medios.

Nos llamó también la atención, que el señor Arzobispo haya hecho su retractación, más de un mes después de que diera las declaraciones a uno de nuestros periodistas, por cierto, un periodista excelente formación académica y de mucho prestigio por su trabajo en las dos más importantes agencias internacionales de noticias, en las que trabajó como corresponsal de guerra.

Por supuesto, los motivos que llevaron al señor Arzobispo a retractarse y a poner en duda nuestra seriedad y profesionalismo no los sabemos a ciencia cierta, pero, lo podemos intuir: y es que, una vez el señor Obispo Escobar tomó el cargo como Arzobispo, se ha topado con las presiones de las fuerzas económicas y políticas que pretenden seguir dominando los destinos de este país a la vieja usanza.

Esperamos, por supuesto, que este episodio no signifique, el inicio de una actitud negativa de un sector de la Iglesia Católica con este periódico, ni mucho menos, que nos cierren las puertas del Arzobispado por asuntos noticiosos.

Parte de lo declarado el domingo 22 de febrero, por Monseñor Escobar Alas, es la siguiente: “Me refiero a uno de los medios escritos, el cual hace unas semanas, al reportar mi opinión sobre la conveniencia de la alternancia de los partidos políticos en el poder, no expresó lo que dije. Ese periódico hizo ver que yo sostenía que la alternancia era conveniente y que en el país ayudaría para que haya una sociedad despolarizada. Eso no es lo que yo expresé”. No obstante, el audio en nuestro poder (y que está colgado en nuestra web), dice exactamente lo que publicamos en este rotativo

El audio esta en http://www.diariocolatino.com/es/20090227/262/64232/